Montamos nuestras primeras ventanas en madera de fabricación alemana
en la planta baja de esta casa. Habíamos buscado sin éxito alternativas en el mercado español y decidimos lanzarnos. Descubrimos – sobre el papel – una relación calidad-precio excelente y luego comprobamos que realmente nos gustaban: la fácilidad de montaje, el muy buen aislamiento (del cristal doble tratado y del marco de pino laminado), la calidad de los acabados (los “cantos calientes” del cristal, de sellados y herrajes) y el aspecto cálido que tienen, aunque no se viera la madera (elegimos la terminación en pintura RAL).